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Procesado 1040
Largometraje, Argentina Sono Film, 4 de septiembre de 1958
Reparto
Narciso Ibañez Menta .... José Rossini
Walter Vidarte
Tito Alonso
Carlos Estrada
Beto Gianola
Juan Carlos Lamas
Josefa Goldar
Alicia Bellán
Ariel Absalón
Pedro Buchardo
Pascual Nacaratti
Josefa Goldar
Enrique Kossi
Carlos Cotto
Luis Orbegozo
Dora Patiño
Mariela Reyes
Juan Buryúa Rey
Mónica Reinal
Rafael Diserio
Francisco Audenino
Mónica Grey
Vicente Forastieri
Roberto Bordoni
Diego Marcote
Cuello Barreda
Hugo Mancini
Créditos técnicos
Escenografía: Emilio Rodríguez Mentasti
Montaje: José J. Serra
Fotografía: Alberto Etchebehere
Música: Juan Elhert
Libro: Juan Carlos Patrón
Adaptación: Juan Carlos Patrón y Wilfredo Jiménez
Producción: Enrique Faustín
Dirección: Ruben W. Cavallotti
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Diario La Nación, 03/09/1958
Diario La Nación, 04/09/1958
Film nacional con nobles aspiraciones
Fuente: Diario La Nación, 05/09/1958
Un jubilado de edad más que madura, respetado en su barrio como espejo
de honestidad y hombría de bien, es acusado de introducirse sin permiso
en el domicilio de un vecino, cortar una enredadera y causar otros
destrozos en el jardín. Si bien el hecho es exacto, cabe aducir en favor
del imputado que su actitud obedeció a un equívoco y, sobre todo, en
último lugar, que su delito no es de mucha monta. No obstante - y
lógicamente-, efectuada la denuncia ante la autoridad, la inexorable
maquinaria policiaco-judicial se pone en marcha: no es esto lo malo,
claro está, sino que el autor de la ínfima transgresión, detenido y
convertido en un número, en el "Procesado 1040", sufrirá la
suerte del más empedernido criminal, será sometido a todas las
humillaciones y promiscuidades que la rutina impone hasta a quien no está
sentenciado ni es, por consiguiente, reo de delito alguno, y llegará a
verse envuelto en las maquinaciones que un torvo delincuente lucubra,
dentro de la cárcel misma, para eliminar a un compinche que lo ha
traicionado.
Tal
es la esencia argumental del film estrenado ayer, que configura un
alegato contra ciertos procedimientos de severidad inusitada en relación
con la escasa magnitud de la ofensa (el buen sentido indica que todo
podría resolverse con un breve trámite y, en su caso, una multa), y que
denuncia el abuso de las fórmulas de hermetismo y dilación que los
custodios del orden aplican sin calcular sus consecuencias de toda índole
sobre las personas honradas que accidentalmente, o por desdichada
coincidencia, puedan ser acusadas de alguna falta. La nobleza de estos
propósitos se ve empañada por la debilidad de la ficción que les sirve de
vehículo, pues un tema de esa categoría habría necesitado una anécdota
más vigorosa, más convincente, y una mayor profundidad, para lograr
cabalmente su objetivo. Pero el drama original de Juan Carlos Patrón no
comunica una verdadera intensidad, y lo mismo sucede con el guión
cinematográfico, en el que - quizás por ser obra del propio autor y de
otro hombre de teatro-, largos diálogos y una cierta retórica de la
emoción, suplantan a la imagen. Es así como la película construída por
Rubén Cavallotti, se transforma a poco andar en una comedia costumbrista
de valores dispares, que sólo en los tramos finales de la escenas
carcelarias (la muerte de "El Potrillo" obtiene la fuerza
necesaria).
Queda el film, sin embargo, como un loable esfuerzo de un cineísta
relativamente novel por encontrar su expresión y traducir una realidad.
Sus recursos son limpios, su lenguaje y su línea narrativa fluída y
directa; sólo cabría objetar la constante e innecesaria apelación del
sentimentalismo más fácil. Técnicamente impecable, "Procesado
1040" trae la grata revelación de Walter Vidarte, actor de la
comedia Nacional del Uruguay, desbordante de fresca simpatía, de
espontánea gracia y ternura en su creación de "El Zorro". Junto
a su naturalidad, poco común en nuestra pantalla, los demás intérpretes
aparecen invariablemente enfáticos: Narciso Ibáñez Menta tiene buenos
ratos parciales, pero cierto enfoque en la dirección - pues parece
tratarse de un extranjero callado - empaña su labor, apoyada como siempre
en un maquillaje artifioso; Tito Alonso realiza su mejor trabajo para la
cine, sobre todo en las imágenes de una cruenta agonía; los demás,
discretos, mientras Pelliciotta se engolosina con la declamación de
frases de posa retórica y un tanto monotemáticas, como ésta:
"Muchachos, a veces, el juez condena con el cerebro y absuelve con
el corazón."
Fotografía: "Walter Vidarte"
Reseñas
Un diccionario de Films Argentinos (Raúl Manrupe-María A. Portela):
La obra de Patrón objeta el sistema carcelario y judicial. La película
subraya esa indignidad con rigor formal y visual, a pesar de un final
poco sincero. Vidarte interpretó el mismo papel que en el teatro y es la
revelación. Ibáñez Menta vuelve a encarnar a un ser torturado.
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