El Guernica.
El conjunto, una pintura al óleo en blanco y negro de casi 8 x 4 m, se
organiza a modo de tríptico. El extremo derecho representa el dolor
físico, y una mujer, abrasada por las llamas, levanta los brazos como
la figura central de Los fusilamientos de la Moncloa de Goya.
El extremo izquierdo muestra el dolor psíquico, mediante el motivo de
la madre con el hijo muerto en los brazos y los ojos en forma de
lágrimas. El centro recoge la posibilidad de la esperanza. Por ello, el
candil que sujeta la mujer que entra por la puerta del fondo, símbolo
de la república, está encendido, lo mismo que la bombilla de la lámpara
superior en forma de ojo, y la flor que nace de la espada rota del
soldado. La presencia de la paloma, alicaída, sobre la mesa y en
segundo término, parece indicar que la paz que simboliza no ha sido
posible. El caballo, identificado con el fascismo y con la lengua en
forma de obús, es un perturbador protagonista que pisotea y destroza.
Por su parte, el toro representa al pueblo español, víctima de sus
embistes. La intensa mirada de éste se ha comparado con la de Picasso,
llevando a suponer que el pintor pudo autorretratarse en la obra, del
mismo modo que Velázquez lo hizo en las Meninas, y Goya en la Familia de Carlos IV.
Las actitudes de los personajes, la textura -trasunto de la etapa
cubista- y la fragmentación de la obra proporcionan a ésta un patetismo
paroxístico que acentúa el movimiento de las figuras. |
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